Si hay algo que el adiestramiento moderno ha introducido como premisa fundamental en su concepto, estas son las técnicas basadas en las emociones de los perros.
Antiguamente los trabajos se hacían, principalmente, en función de la ejecución de sus ejercicios. Es decir, se buscaba que el perro ejecutara la orden (Condicionamiento instrumental) pero no importaba tanto la forma en la que ejecutaba dicha orden: alegre, aliviado, decepcionado o incluso algunas veces atemorizado (Condicionamiento clásico).
Las emociones de los perros se condicionan (por condicionamiento clásico) y tienen una base química y orgánica, localizada esta última en el sistema límbico de su cerebro. Hoy son parte esencial en el adiestramiento moderno.
Se trata que el perro realice los ejercicios en una emoción de alegría y de esta forma no solo se respeta al animal, sino que se imprime velocidad, precisión y se le proporciona larga vida deportiva.
Pero evidentemente, todo esto depende de un factor muy importante : el TALENTO de nuestro perro, algo que le viene dado en su línea genética (no en su raza), aunque haya razas con una mayor predisposición estadística a poseer unas buenas cualidades para la práctica de los diferentes deportes caninos. Hoy en día, existen buenas líneas de sangre seleccionadas por buenos criadores que nos ofrecen la posibilidad de elegir entre los diferentes linajes. De esta forma, no es necesario obligar a realizar ninguna actividad deportiva a perros que no reúnen esas cualidades genéticas. De esta forma la palabra obligación no formar parte del léxico del adiestrador de IPO, Ring, OCI etc
Pero el talento de un perro necesita que se desarrolle en un adecuado y enriquecido ambiente, generando un buen vínculo con su guía, proporcionándole un buen adiestramiento y muchas horas de entrenamiento, para obtener así resultados en las competiciones de trabajo.
Trabajar a favor de los instintos del perro es la única forma de conseguir una emoción de alegría, distinta a la emoción de alivio.
En la emoción de alegría el perro trabaja esperando el premio y en la de alivio el perro trabaja evitando o escapando de un estímulo negativo.
Podemos observar dos tipos de alivio :
1-Alivio activo , el perro se alegra por no recibir el estímulo negativo y ejecuta las órdenes con corrección , aunque muchas veces sin rapidez o sin seguridad .
2-Alivio pasivo, el perro se inhibe evitando así el estímulo negativo. El perro puede ejecutar los ejercicios con corrección en su objetivo, pero con lentitud, inseguridad y pasividad.
La expresión del cuerpo, orejas y cola son diferentes en las diferentes emociones. Fundamentalmente la cola muy agitada (más bien alta) muestra una actitud de alegría fácil de observar, más difícil de interpretar es el alivio activo (confundiéndose con alegría), donde el perro mueve su cola media o baja con una agitación media. En el alivio pasivo, el perro se muestra con una cola baja sin apenas agitación ni expresión, fruto de la inhibición de su comportamiento. Pero el trabajo con refuerzo positivo o favor del instinto no siempre resulta bien aplicado, sobre todo por los deportistas nóveles y corremos el riesgo que el perro no obtenga la deseada emoción de alegría y caiga en otra emoción (no deseada): la Decepción . Es decir, el perro no espera que le vayan a premiar y ejecuta su trabajo sin ganas, lento y aburrido. Esto ocurre cuando el programa de reforzamiento positivo se hace contingente a los entrenamiento y el perro » descubre la trama» y «sabe» (de forma condicionada), cuando le van a premiar y cuando no.
El miedo sería una cuarta emoción diferentes a las otras, en ella el animal huye del estímulo negativo sin capacidad de dar la respuesta correcta. El miedo rompe el vínculo con el guía, conduce al fracaso y genera conductas contrarias a las deseadas en las competiciones deportivas caninas.
En cualquier caso, técnicas modernas basadas en la presión activa, permiten en perros fuertes, que las correcciones se puedan realizar activando su conducta instintiva y no inhibiéndolas. De esta forma, también se obtiene una emoción de alegría , ya que la conducta se corrige sin romper el instinto. Es decir, la presión activa funcionaría como «efecto muelle» que hace que la conducta instintiva se precipite por el conducto adecuado (el ejercicio correcto), al contrario de la presión pasiva donde el «efecto muelle» termina perdiendo su capacidad de extensión, anulando así el instinto.
En el ámbito de las competiciones deportivas cada vez son más los que trabajan con las emociones del perro, con el fin de obtener un estado de ánimo basado en la alegría del perro. Los jueces de trabajo cada vez le dan más importancia a la actitud del perro durante el trabajo y de esta forma el deporte canino se ejecuta con un respeto absoluto y buscando el disfrute tanto del guía como del perro.
Nacho Sierra www.efpc.es