LOS PRINCIPALES ERRORES DE LOS ADIESTRADORES CON LOS DUEÑOS DE LOS PERROS EN LOS TRABAJOS DE MODIFICACION DE CONDUCTA
Nacho Sierra  www.efpc.es

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Son muy habituales las situaciones en las que los adiestradores caninos fracasan cuando la ejecución del trabajo lo tiene que continuar el dueño de un perro. En muchos casos, no es por un problema de desconocimiento del procedimiento técnico a seguir por parte del profesional .
En 40 años que llevo de dedicación al adiestramiento de perros y a la modificación de conducta, he visto cambiar los conceptos y las técnicas, pero las causas de fracaso suelen ser siempre las mismas. Los dueños de los perros muchas veces no consiguen lo que los adiestradores les decimos que hagan y sus perros no actúan con ellos debidamente .
Los perros de ahora no son diferentes a los de antes , quizás hoy son algo más débiles, pero los dueños de los perros tampoco han cambiado mucho, siempre han humanizado a sus animales de compañía, aunque quizás hoy también sean más “débiles” influenciados por tanta pseudociencia y tanto “vendedor de humo”.
Por esta razón, he elaborado un listado de las principales causas que hace que fracase el método utilizado para solucionar el problema de los propietarios de perros, ya que no olvidemos que en la mayoría de los casos los perros no tienen problemas, son los dueños quien los tienen y es a estos a quienes hay que solucionar su problema.
¿Qué problema tiene un perro en no venir a la orden por encontrarse oliendo el exquisito olor de una planta, persiguiendo un balón, cazando un gato, intentando montar a una hembra, ladrando ante todo ruido que escucha, subiéndose a los sofás o tirando de la correa de un dueño al que arrastra? Evidentemente ninguno, el problema es del dueño que su vida social con el can le exige unas normas y debe ser éste el que deba aprender a solucionarlo educando a su perro junto a un profesional.

LOS 7 ERRORES MÁS COMUNES

1- Se le quita protagonista al dueño del perro, es decir el adiestrador busca resultados en su propio trabajo con el can y no en el trabajo que debe realizar el dueño. Una exhibición por parte del adiestrador deja el mensaje “Conmigo lo hace, contigo no que eres un inútil”. La respuesta del dueño sería ¿Entonces para que te he contratado?

2- Se planifican mal el programa de trabajo y los horarios de sesiones, no se puede intentar solucionar un problema repartiendo las sesiones de modificación entre 2,3 o incluso 4 veces por semana. Los perros terminan aprendiendo todos los elementos contingentes al adiestramiento (léase el tema de la semana pasada). Es decir, el adiestrador termina una primera sesión y al día siguiente no está presente, o no aparece hasta al cabo de dos o tres días para dar una nueva sesión . Este tiempo es suficiente para que el perro aprenda a diferenciar cuando está el adiestrador y cuando no, cuando lleva determinado collar, cuerda o instrumentos solo presentes en las sesiones y no presentes en las que realiza con el dueño. Por esto que un programa de trabajo (en la mayoría de las conductas a modificar, no en todas) debe ser diario durante los 5 primeros días, con sesiones dobles si fueran necesarias, con el fin de que el perro no pueda descubrir durante un tiempo mínimo las claves de esa contingencia. Pasado esos días el dueño llevará la suficiente instrucción para que no “eche al traste” todo nuestro trabajo y se podrá espaciar quizás esos días de entrenamiento.

3- El dueño no debe programar ni marcar los sistemas de trabajo. Esto suele ocurrirle a los adiestradores nóveles que en su deseo de trabajar aceptan normas de los clientes como: “Solo puedo trabajar uno o dos días a la semana”, “no quiero utilizar determinado instrumento de adiestramiento” o “yo hago esto, pero no quiero hacer esto otro”, al final si aceptas, será el dueño el que marcará el método, la herramienta y el planning de trabajo. Hay que saber decir ¡Yo así, no trabajo!

4- Educar la conducta en el lugar donde no se producen las conductas a modificar. A Muchos perros se les entrena en campos de entrenamiento de centros caninos y en clubes de obediencia donde esas conductas no se presentan. El adiestramiento a domicilio, en la calle o en el parque habitual y en la casa son fundamentales para trabajar la mayoría de los problemas de conducta, no así las clases de obediencia que podrán realizarse si se desea en los centros caninos.

5- No solucionar un problema de conducta cuando se está produciendo. Un contacto directo con el adiestrador fuera de las horas de trabajo permite que el dueño pueda consultar un problema en el mismo momento que lo tenga, a veces una llamada de teléfono a tiempo soluciona muchos problemas.

6- Se les enseña a utilizar una técnica sin informarles del concepto, de esta forma el dueño no entiende el porqué de las cosas y se limita a repetir malamente movimientos o emitir órdenes repetitivas. Aplica un sistema sin entender el concepto de trabajo.

7- Se le pide a los dueños liderazgo sin tener capacidad para ello. El traspaso de órdenes no existe en el mundo animal y el perro ejecuta las mismas en función del vínculo, del afecto y del respeto que tiene hacia su propietario. No podemos decirle a un dueño débil que “se imponga” por tres razones: se mostrará incapaz, no debe hacerlo porque no sabe cómo hacerlo. Debemos utilizar técnicas que el dueño deberá aprender a utilizar para conseguir ese vínculo o liderazgo bien establecido (trabajos de control On/Off etc). El dueño debe aprender a controlar a su perro y no que el perro controle a su dueño.

8- Meterse en “camisas de once varas”, muchas veces por falta de conocimiento en solucionar problemas de conducta complejos , o por simple vanidad , orgullo o intereses económicos, se cogen casos de perros prácticamente inviables de rehabilitar de cara a un dueño. Si estudiamos detenidamente estas causas influye el tipo de dueño (personalidad, carácter, edad…) tipo de perro (edad, tamaño…) con respecto a ese dueño , fuerza del hábito y del instinto de la conducta a modificar o simplemente por imposibilidad de adaptar un programa adecuado.